Los pies son la base de nuestro cuerpo pero además determinan la salud de nuestras rodillas y caderas a largo plazo.
Dejemos claro que las malformaciones de los pies no son genéticas. Son el resultado del uso de calzado que inhibe la musculatura y limita la movilidad, impidiendo el correcto desarrollo y adaptación del pie al medio. En realidad, la función del calzado debería ser únicamente de protección. Permitiéndonos sentir la superficie y temperatura externa.
‘’La forma determina la función’’
Es importante usar el mayor tiempo posible, calzado con una punta ancha que permita que los cinco dedos puedan moverse y activar la musculatura del pie. Personalmente, intento priorizar zapatos que permitan que mis pies se puedan mover libremente. Por ejemplo, cuando trabajo en clínica, en casa me quito el calzado antes de cruzar la puerta. Sin embargo, no me privo de usar tacones, sólo que los limito al mínimo.
Con el paso de los años observamos que:
-El arco plantar tiende a colapsar perdiendo la función de amortiguación cuando caminamos o corremos.
-La musculatura del pie se debilita.
-El tendón de aquiles se acorta.
-Perdemos una altura (drop) de unos 0’5-1cm del pie.
Todo esto tiene un impacto tanto en la estabilidad como en la distribución de nuestro propio peso. Lo ideal es reaprender las bases del movimiento. En los bebes podemos ver la separación del dedo gordo respecto al resto de dedos y como los activan durante la marcha. Sin embargo, estas funciones primitivas las perdemos con el uso prolongado de calzado poco apropiado.
¿Qué opino sobre las plantillas?
No creo que sean la solución si no una herramienta. No todos los pies necesitan plantillas pero si son una gran ayuda para aquellos que por su forma necesitan un apoyo, de manera que mediante una valoración se pueda llegar a la causa y trabajar mediante un programa de rehabilitación específico para restablecer su correcto funcionamiento.
Deberíamos considerar 3 puntos que todos deberíamos trabajar para mejorar y evitar complicaciones (sobre todo los que corremos).
Usar un calzado la mayoría del tiempo con una forma que permita la expansión del pie.
Recuperar la función del DEDO GORDO. Muchos movimientos comienzan con la flexión o presión del primer dedo. además es el freno del avance del cuerpo. De ahí que si no lo usamos, nos duelan los talones cuando andamos descalzos. La postura lleva el peso hacia los talones, en lugar de repartir el peso entre el metatarso y el talón.
Estabilidad y equilibrio.
Podemos decir que los cambios en nuestros pies no se observan a corto plazo si no que son el resultado de muchas horas con una posición inadecuada. Es por ello, que reeducar nuestros pies es un trabajo a largo plazo si queremos ver cambios y resultados.
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