Cuando caminamos descalzos sobre superficies naturales y seguras como la hierba, la arena o en nuestras casas, producimos varios efectos beneficiosos sobre nuestro cuerpo.
Descalzarnos permite que trabajemos músculos que se encuentran atrofiados con el calzado que no le da espacio a nuestros pies. También ayuda a que las articulaciones se alineen y se mejore el espacio anatómico. Además, caminar estimula gran cantidad de terminaciones nerviosas que nos ayudan a mantener una mejor postura corporal.
Es importante saber que bebes y niños pequeños deben caminar descalzos para ayudar a su desarrollo motor. Ya que el contacto directo con el suelo, les permite tener mayor seguridad para aprender a caminar.
Consejo: una manera fácil de aliviar el dolor de espalda, que aparece al pasar mucho tiempo de pie, con tacones o con mal calzado, es caminar descalzo por superficies lisas. Esto favorece que los músculos del pie se relajen modificando así nuestra postura y aliviando el dolor de las zonas de mayor tensión muscular.
Para que quede claro, la literatura científica nos dice que tanto andar descalzo como calzado presenta diferentes tipos de beneficios. Bajo mi punto de vista, la mejor opción es evitar radicalismos. Una buena opción es llevar calzado que permita los movimientos naturales de pies y articulaciones, y no abusar de las zapatillas deportivas excesivamente cómodas, además de caminar descalzos de vez en cuando, pero solo por superficies seguras.